El Año Eucarístico
Monseñor Claudio Gattti, Obispo ordenado por Dios, Obispo de la Eucaristía, el año pasado, durante un encuentro bíblico, había promovido la idea de celebrar un año dedicado enteramente a la Eucaristía, un "Año Eucarístico", como nos ha recordado Nuestra Señora: "Sabéis que hace un año vuestro Obispo, hablando del triunfo espiritual de la Eucaristía, lanzó la iniciativa de hacer un año eucarístico, extendido a toda la Iglesia" (Carta de Dios, 12 junio 2004). Grande ha sido su alegría cuando el 10 de junio de 2004, fiesta del Corpus Domini, el Santo Padre ha convocado un "Año Eucarístico". No es la primera vez que la Iglesia coge argumentos de las catequesis de nuestro Obispo o de las cartas de Dios que la Madre de la Eucaristía, que continúa apareciéndose en Roma a la vidente Marisa Rossi, trae al lugar taumatúrgico de Vía delle Benedettine. También esto lo ha confirmado en la misma aparición, la Madre de la Eucaristía: "Alguno graba lo que dice y luego lo refiere a quien está en lo alto. Cada reflexión, idea, inspiración que vuestro Obispo os comunica es conocida enseguida incluso fuera de aquí". Nosotros, los miembros de la comunidad, estamos contentos de que, del lugar taumatúrgico escogido por Dios Padre, donde han ocurrido numerosos milagros eucarísticos, continúen siendo tomadas las ideas para hacer triunfar a Jesús Eucaristía, que son provechosas para toda la Iglesia.
La misión más importante y hermosa que Dios podía confiar a las almas es la de hacer conocer, amar y hacer triunfar en el corazón de los hombres a Jesús Eucaristía y a la Madre de la Eucaristía. El Señor confió esta misión hace 33 años a dos sencillas almas: Don Claudio Gatti, futuro Obispo, y a la vidente Marisa Rossi, víctima de amor, porque continúa sufriendo la pasión cada noche y a menudo, incluso durante el día, para la conversión de los hombres. El Año Eucarístico convocado por Juan Pablo II es una ulterior confirmación de la veracidad de las apariciones de la Madre de la Eucaristía y de los milagros eucarísticos ocurridos en la capital y del triunfo de la Eucaristía en la Iglesia. Gracias al trabajo, al amor y al sufrimiento del Obispo y de Marisa, Jesús Eucaristía ha vuelto al corazón de la Iglesia, lugar que le corresponde. De hecho, en la aparición del 17 enero 2002, Nuestra Señora dio el anuncio del éxito de la misión, el triunfo de Jesús Eucaristía: "La victoria es grandiosa y abarca toda la Iglesia. Sabéis que la roca de esta victoria es vuestro Obispo y vuestra hermana que ha pedido sufrir en el silencio y en el ocultamiento". Después del triunfo de Jesús, Nuestra Señora, en la aparición del 26 de mayo 2003, anunció que se había realizado también su triunfo: "Todos conocen a la Madre de la Eucaristía". Nuestra Señora había profetizado este acontecimiento el 11 de febrero 1992: "Yo soy la Madre de la Eucaristía y poco a poco todos me conocerán bajo este nombre".
El Señor ha obtenido la victoria. En realidad, desde el lugar taumatúrgico, se ha difundido, por obra de Dios, una fuerza tal que ha hecho renacer en la Iglesia un fuerte amor hacia Jesús Eucaristía y a la Madre de la Eucaristía. Todos nosotros hemos sido testigos de este gran acontecimiento. Se han multiplicado las adoraciones eucarísticas, incluso las perpetuas. Han sido organizadas vigilas, procesiones eucarísticas y congresos eucarísticos. Los sacerdotes hablan de la Eucaristía con mucha más franqueza. El mismo Papa Wojtyla ha escrito la encíclica "Ecclesia de Eucharistia", difundida el 18 de abril 2003, en la cual se han tomado conceptos teológicos expresados muchas veces con anterioridad en las cartas de Dios y en las catequesis del Obispo Claudio Gatti.
El Año Eucarístico inaugurado por el Papa el domingo 17 de octubre, coincidiendo con el congreso eucarístico de Guadalajara (Méjico), se concluirá en octubre del 2005 con el sínodo de los obispos que tiene por tema: "La Eucaristía fuente y ápice de la vida y de la misión de la Iglesia". Nosotros, junto a todos los que aman la Eucaristía, esperamos que aquél que ha luchado con fuerza, valentía y amor para defender la verdad de los enemigos de Dios, y que es el artífice de este renovado amor eucarístico en la Iglesia, esté presente en este sínodo eucarístico.