El Sacramento de la Unción de los Enfermos
El Pasado 11 de febrero 2006, fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, nuestra comunidad ha acompañado con la oración a algunos miembros suyos que recibieron el sacramento de la Unción de los Enfermos. Mons. Claudio Gatti, en la catequesis que precedió a esta importante jornada, explicó la importancia de cambiar de mentalidad al recibir este sacramento. No hay que recibirlo con temor, sino con espíritu alegre y sereno, porque todo sacramento, ante todo, nos aumenta la gracia y es un encuento con Cristo, ya que es una expresión del inmenso amor de Dios por nosotros. El Obispo ordenado por Dios se ha confiado a las oraciones de los enfermos de la comuniad que han recibido este sacramento, ya que el que sufre es más semejante a Jesús y está más cerca de Él: "Confío a vuestro dolor, a vuestros sufrimientos, a los momentos tristes de vuestras jornadas el futuro de la Iglesia. Sed cirios vivos, palpitantes, porque el mundo y la Iglesia tienen necesidad de vuestra luz, de vuestro sufrimiento y de vuestro dolor. Tenéis que sentiros como cirios encendidos delante del altar de Dios y yo, oficialmente y solemnemente, confio el fututo de la Iglesia y mi futuro, porque el enfermo está más cercano a Jesús, el que sufre está más cercano a Jesús que el que no sufre. Jesús ha dicho: "Venid a mi los que estás agobiados y cansados y yo os aliviaré" ¿Quién mejor que los enfermos, los que sufren, pueden ayudar a los dos hijos escogidos por Dios para cumplir la gran misión, ofreciendo sus propias jornadas, sufrimientos y oraciones?.
La Unción de los Enfermos es comúnmente llamada "Extremaunción", porque frecuentemente se confiere al enfermo a punto de morir, cuando ya no es consciente. No se ha de vivir este sacramento cono una especie de "pasaporte para el alma", sino más bien como una gracia necesaria para ayudar al que está sufriendo. El sacramento puede ser dado a quien tiene una salud enfermiza, a quien tiene una edad avanzada, pero también a los que tienen que afrontar una delicada operación y, en caso de que se tuviesen que presentar otras condiciones semejantes o situaciones que despiertan preocupaciones, puede ser recibido nuevamente. La Unción de los Enfermos ayuda al enfermo en el sufrimiento, le da la gracia, la serenidad, la luz y el equilibrio necesarios para afrontar la enfermedad y para ser un faro luminoso que brilla en el interior de la familia. Es el mismo Jesús que nos llama en el que sufre para ofrecerle Su ayuda, Su comprensión y Su consuelo. Para algunos la ayuda consiste en estar acompañado en el abrazo final con Dios, para otros en la mejoría de la salud o también de la curación. Nuestra hermana Marisa en uno de sus momentos de mayor sufrimiento, cuando parecía que estaba a punto de volar al Paraíso, después de haber recibido la Unción de los Enfermos pudo superar aquel terrible momento. A veces, por lo tanto, este sacramento puede restituir la vida, si esto es conforme a la voluntad de Dios. De hecho, Dios no siempre cura a sus hijos, porque el sufrimiento es una consecuencia del pecado original y por justicia Dios no puede anularla, pero ayuda e infunde fuerza y valor. La Unción de los Enfermos genera la gracia de estar unidos al Señor y la fuerza de ser capaces de soportar las enfermedades y el sufrimiento. El sufrimiento da miedo, también el Señor lo ha experimentado, por este motivo va al encuentro del enfermo, poniéndose a su lado.
Dios ha deseado que el pasado 11 de febrero el Obispo impartiese la Unción de los Enfermos a diversos miembros de nuestra comunidad para que en la Iglesia se difunda el sentido auténtico de este sacramento. Cualquier sacramento tiene que ser amado, porque ha sido querido e instituído por Cristo, en cuanto ha florecido de su costado. Todo los Sacramentos son expresa consecuencia de la pasión y de la muerte de Cristo, por tanto es preciso mirar también a la Unción de los Enfermos con esta luz. El 10 de febrero el Obispo durante la homilía ha afirmado: "Mañana un grano de trigo será sembrado en la Iglesia para que pueda crecer y expandirse una nueva mentalidad y concepción, gracias al cual se llegará a la situación de recibir con alegría este sacramento. Cuantas veces, en casos de enfermos terminales, se ha esperado durante mucho tiempo antes de dar el Sacrametno a los enfermos que ya no estaban lúcidos. Es necesario hacerlo antes, porque después el enfermo no se da cuenta del sacramento que recibe. Mañana será un momento extremadamente importante para toda la Iglesia". Lo que ha empujado al Señor para intervenir a favor de los enfermos, y ha curado a muchos, es su amor, su misericordia, su compasión, que ha manifestado conmoviéndose hasta las lágrimas ante la tumba de su amigo Lázaro, o con el joven hijo de la viuda de Naim, mientras era llevado a la sepultura. El Señor ha querido que Su amor, Su delicadeza y preocupación hacia los enfermos permaneciese en la Iglesia.
El Obispo, poco antes de impartir la Unción de los Enfermos ha llenado nuestro corazón diciendo: "Cada vez que recibimos cualquier sacramento nos encontramos con Cristo, también hoy vosotros, queridos enfermos, os encontraréis con Cristo. Tenéis que sentiros en este momento amados por Cristo, porque Él se dirige a cada uno de vosotros. En el momento en que recibiréis la Unción de los Enfermos, sabed que Cristo, en la persona del Obispo, se acerca con amor, con respto, con estima a cada uno de vosotros. Es una gracia que inunda vuestra alma, es un conjunto de bendiciones que refuerza vuestra fe, es una luz profunda que se acopla dentro de vuestro corazón y os tendrá que iluminar y acompañar durante todo el tiempo que Dios ha establecido para cada uno de vosotros. No tengáis miedo de esto, ni de los Sacramentos que Él ha instituido, Jesús se inclina sobre cada uno de vosotros, os besa y se conmueve".