Alocución del Santo Padre Juan Pablo II a los superiores y alumnos del Almo Colegio Capránica
Sábado, 22 de enero de 2005
Señor cardenal;
amadísimos alumnos del Almo Colegio Capránica:
1. Con alegría os acojo, también este año, con ocasión de la fiesta de Santa Inés, vuestra patrona celestial. Os saludo cordialmente a cada uno. En primer lugar, saludo al cardenal Camillo Ruini y le agradezco las palabras de devoción filial y de cercanía espiritual que me ha dirigido en vuestro nombre. Saludo a vuestro rector, monseñor Ermenegildo Manicardi, a los superiores, a los ex alumnos y a cuantos colaboran en vuestra formación, queridos alumnos, comprometidos en el camino educativo propuesto por la Iglesia como preparación para el ministerio ordenado.
En los años que pasáis dentro del Colegio, la gracia del Señor moldea vuestra personalidad con vistas a una presencia eficaz en la comunidad cristiana y en la sociedad.
2. Para realizar un buen discernimiento, es indispensable el diálogo intenso y confiado, aunque en diversos niveles, con los superiores y los condiscípulos. Además, es necesaria una constante atención a las expectativas de la Iglesia y del mundo y, especialmente, de los pobres.
Sed fieles a la tradición cristiana, haciendo vuestros, de modo particular, los principales valores típicos de la familia del colegio Capránica. Además de estudiar las ciencias teológicas, cultivad la meditación de la palabra de Dios y un intenso coloquio personal con Jesús, nuestro divino Maestro.
Que sea sobre todo la Eucaristía el punto de referencia de vuestra vida. Este sacramento, "el compendio y la suma de nuestra fe" (Catecismo de la Iglesia católica, n. 1327), ha de ser, en la realidad de todos los días, el manantial de gracia del que brote vuestra actividad y la cima de perfección a la que tendáis constantemente.
3. Hace veinticinco años visité vuestro Almo Colegio. Habéis querido recordar ese acontecimiento con un reciente congreso dedicado a la teología del sacerdocio y a las formas históricas que, desde el comienzo, han caracterizado el itinerario formativo de vuestro colegio. Ojalá que también este significativo aniversario constituya para vosotros un estímulo ulterior para crecer en la comunión con el Sucesor de Pedro y en el amor a la Iglesia.
Que la Virgen María, Madre de la Eucaristía, y la querida santa Inés, esposa mística del Cordero, os sostengan con su intercesión y su ejemplo.
De corazón imparto a todos mi bendición.
La alocución sobre el sitio del Vaticano