11 de noviembre de 1999
El jueves 11 de Noviembre de 1999 en Via delle Benedettine un nuevo gran milagro Eucarístico sucedió. Una hostia, que había sido puesta previamente por Nuestra Señora en el cáliz de la estatua blanca de la Madre de la Eucaristía, sangró; fué la 9na vez que la Eucaristía sangró en el taumatúrgico lugar.
La hostia sangró en tres momentos diferentes. Citamos el testimonio de Don Claudio Gatti, el Obispo ordenado por Dios, que fue el primero en ver la Eucaristía sangrar: "Era aproximadamente la 1de la tarde cuando fui a orar ante la hostia que el 3 de Noviembre había sido puesta por Nuestra Señora en el cáliz de la estatua blanca. Vi inmediatamente una mancha redonda de sangre dentro de la hostia y unas gotas que brotaban y salian de su interior. Inmediatamente llamé a las personas que estaban en la casa de manera que pudieran ver y atestiguar el milagro Eucarístico. Oramos y cantamos, entonces todos volvieron a sus actividades ordinarias".
Más tarde el obispo volvió de nuevo ante la Eucaristía y notó sorprendentemente que el derramamiento de sangre no sólo no se había deenido, sino que continuaba abundantemente. De hecho, mientras que previamente la sangre solo había manchado la parte central de la hostia, en un segundo momento había empezado a inundar y había manchado la parte superior y parcialmente la base del cáliz. Además una gota se había caído hacia la base de la estatua. "Llamé a las personas de nuevo - continúa Don Claudio - y adoramos la Eucaristía y comprobamos que la sangre había continuado saliendo de élla. Luego fuimos comer; el almuerzo fue muy rápido. A las 2:45 de la tarde regresé a orar y noté que en el entretanto el derramamiento de sangre había aumentado intensamente hasta mojar la mano, el cáliz, la ropa, el pie de Nuestra Señora y muchas gotas estaban en la base de la estatua".
Durante la tarde, ya que la catequesis bíblica estaba programada, los miembros de la comunidad que habían venido a la Via delle Benedettine a escuchar la Palabra de Dios, se impresionaron cuando vieron el gran milagro ejecutado por el Señor.
El blanco brillante de la estatua contrastaba con la todavía viva sangre de Jesus.
Además, mientras los minutos pasaban la hostia ascendió ante las personas presentes, como si quisiera mostrarse sobre el cáliz.
Nosotros los miembros del Movimiento deseabamos saber las razones de esta gran señal de Dios, pero sobre todo nos preguntamos: ¿porqué cuando la estatua de Nuestra Señora sangra o vierte lágrimas de sangre todos corren a verla y en cambio cuando Jesús la Eucaristía sangra poca gente viene a adorarlo? ¿Quién recoge la sangre divina? La Madre de la Eucaristía durante la aparición que se produjo en el mismo día contestó a estas preguntas y, dirigiendose a Marisa, dijo: "Hoy te he dicho que el mundo va peor y peor; Debo defender a mi hijo Jesús por esos hombres que lo odian a él y a tí. La sangre es un acto de amor por ti y de sufrimiento por aquellos que no creen. Hasta que el mundo no cambie, mi corazón y el corazón de Jesus sangrarán".
En la historia de la Iglesia nunca ha pasado que en el mismo lugar muchos e importantes milagros Eucarísticos hayan sucedido y que la Eucaristía sangrara nueve veces.
Si Jesús la Eucaristía sangra no es una señal buena para los hombres de la Tierra, pero sobre todo para aquellos que dicen ser cristianos y continúan ofendiendo a Dios. éste es el momento más fuerte y más difícil de toda la historia de la Iglesia y el Señor que es misericordioso todavía espera la conversión de las almas, pero al final será justo e intervendrá con justicia. El Señor pide aceptarLo, amarloLo, adorarLo y mantenerLo acompañado ante todos los tabernáculos de la Tierra.
El Domingo 14 de Noviembre los miembros de la comunidad se recogieron en oración ante la Eucaristía que guardó intacta un olor particular y mostró que la sangre no había sufrido ningún proceso de descomposición.
La Madre de la Eucaristía durante la aparición habló de nuevo sobre el gran milagro Eucarístico y exhortó a los fieles de la comunidad extender la noticia de este evento muy importante: "No guarden este milagro por ustedes; se debe extender por todas partes: en las casas en las cuadras, en los distritos y en las iglesias. Sin miedo traigan y muestren las fotografias del milagro Eucarístico. La situación debe explotar porque el milagro es grande; Jesús sangró una vez más en la hostia. Cuando sangra en la hostia grande es por todos los sacerdotes, desde el Papa al sacerdote más pequeño y cuando sangra en la hostia pequeña es por todos los hombres. Saben que el hombre no está dispuesto a amar, no ama y mata". ¿Podremos contestar a esta apelación maternal, tan triste y dramática?
Guardamos celosamente las tres hostias que sangraron: la primera el 22 de Marzo de 1998, la segunda el 17 de Mayo de 1998 y la tercera el 11de Noviembre de 1999; se mantienen todas las tres hostias perfectamente y emiten todavía un olor delicado.