20 de octubre de 1996
En la aparición del 5 de octubre del 1996 Nuestra Señora hace una afirmación a la cual ese día no pusimos mucha atención, pero en cambio lo considera ser un anuncio profético: "Dios puede hacer lo que El quiera, puede aparecer donde El quiera aparecer: en las taumatúrgicas estatuas de la Madre de la Eucaristía y en el pequeño Niño Jesús o en el Santo Crucifijo. Dios no necesita nada; El puede incluso hacer uso de una muy bella hoja donde el puede acostarse y decir: Estoy aquí, acostado en esta pequeñísima y - mi y su Madre diría - hoja bordada, porque Yo Soy Dios y para Mí nada es imposible".
Nuestra Señora por la voluntad de Dios lleva a cabo el 20 de Octubre de 1996 lo que ha sido anunciado de antemano. Dejémosle la palabra a don Claudio. "Un poco antes de empezar el catecismo, Marisa y yo estamos orando, cuando percibimos un perfume especial penetrando el cuarto. Instintivamente volvemos nuestra mirada hacia la blanca estatua de la Madre de la Eucaristía, pensando en ver, como otras veces, la Santa Hostia puesta en ella. En cambio, para nuestra sorpresa nos damos cuenta de que en la estatua no hay nada; y aún así el perfume continúa. De repente Marisa dice: "Miren allí!" y con maravilla vemos lo que ha sido anunciado proféticamente por Nuestra Señora: una gran Hostia está sobre una hoja verde, en posición vertical, apoyada por una flor que actúa como un paraguas".
En los días siguientes, exactamente el 21, el 24, el 25 y el 26, otras Hostias son colocadas por Nuestra Señora en las hojas o dentro de las flores del hibisco. ¡éstos repetidos grandes milagros Eucarísticos, por medio de los cuales Jesús la Eucaristía quiere mostrarnos que está con nosotros, llenan nuestras almas de paz, alegría y serenidad!