Oración pronunciada por S.E. Mons. Claudio Gatti el 11 de enero de 2009
Jesús, has sangrado en esta hostia para demostrarnos concretamente y visiblemente Tu amor.
Nosotros hoy nos recogemos, como polluelos bajo las alas de la gallina clueca, para aclamarte y para celebrarte junto a los santos y a los ángeles del Paraíso, sobre todo junto a la Madre de la Eucaristía, porque hace siete años, Tu has realizado el Triunfo de la Eucaristía y has obtenido la victoria sobre tus enemigos.
Te estaban alejando de la centralidad de la Iglesia, estaban tratando de reducir el misterio Eucarístico a una sencilla conmemoración, estaban alejando a las almas del Pan del los Ángeles y Tu has soportado durante mucho tiempo estas tentativas despreciables y orgullosas de algunos hombres de la Iglesia, pero al final has triunfado sobre ellos, como has triunfado sobre la muerte.
Te has servido para realizar Tu Triunfo, de dos pequeñas, sencillas y débiles criaturas, a una le has dado el Episcopado y a la otra el don de la videncia y de compartir íntima y profundamente Tu pasión. Al valor del Obispo y al sufrimiento de la Vidente, en unión a la participación viva y palpitante de otras pocas criaturas, has atribuido Tu victoria, no porque nosotros pudiésemos establecer la diferencia, sino porque Tu eres Dios y cuando quieres algo, nada ni nadie se Te puede resistir.
En este momento solemne y de unión íntima contigo, deseamos oírte hablar para refrescar, si hubiera necesidad, el recuerdo del gran anuncio del Triunfo de la Eucaristía. Henos aquí Dios, nosotros Te escuchamos con todos nuestros defectos, con todos nuestros límites, pero también, y tu lo sabes, con todo el amor que te hemos demostrado continuamente.
Roma, 11 enero 2009
+ Claudio Gatti
Obispo ordenado por Dios
Obispo de la Eucaristía