Eucharist Miracle Eucharist Miracles

Oración pronunciada por S.E. Mons. Claudio Gatti el 18 mayo 2008


Ésta es la oración que S.E. Mons. Claudio Gatti, Obispo ordenado por Dios, ha pronunciado espontáneamente delante de la Eucaristía que ha sangrado en ocasión de la fiesta de las almas consagradas

Jesús Eucaristía, estás aquí delante de nosotros, realmente presente. Te adoramos y ante Ti inclinamos la cabeza, doblamos nuestras rodillas, pero al mismo tiempo permítenos dirigirte una queja. Esta mañana, Tú habrías podido impedir la lluvia que nos ha obligado a renunciar a una gran alegría, pero si no lo has hecho, habrás tenido Tus motivos. Habíamos preparado una procesión solemne para llevarte a Ti en triunfo, a la Madre de la Eucaristía, la Inmaculada y también la reliquia, que Tú nos diste y que contiene Tus cabellos, los de Tu Madre y los de San José. Desafortunadamente, a causa de la lluvia no ha sido posible gustar este momento, y me viene a la mente un proverbio latino “quod differtur non aufertur”, o sea, “lo que se pospone no se elimina”, no es abolido sino pospuesto para una próxima vez, cuando, querido Jesús, en nuestros corazones, estará presente solamente la alegría.

Tú que eres Dios, Tú que eres nuestro hermano, lees en nuestros corazones y sabes que si ahora tuviésemos que hacer un balance de nuestra vida, están más presentes el sufrimiento y la tristeza que la alegría.

Permítenos decirte con mucha familiaridad y sinceridad que cuando nuestra madre, Tu Madre nos invita a estar sonrientes y alegres nos preguntamos la razón. No queremos ir contra este consejo, pero no podemos comprenderlo: ¿por qué sonreír y de qué?

Tú ves cuanto luchamos, día tras día, noche tras noche; hoy somos como Isaías: agotados, buscando reparo y refugio bajo un árbol que nos dé un poco de paz, de descanso y de tranquilidad. Jesús, Tú eres este árbol y nosotros somos Tus hojas, quizá un poquito amarillentas, porque vientos contrarios y maléficos han tratado de separarnos de Ti, se han abatido contra nosotros para hacernos perecer. Manos rapaces tan tratado de arrancarnos, pensando que cederíamos ante sus malvadas intenciones. Sin embargo, henos aquí, amarillentos, probados, cansados, pero seguros de que permaneciendo unidos a Ti, hemos hecho la mejor elección.

Tú, Jesús, lo puedes confirmar: a pesar de todo, hemos permanecido fieles a Ti, hemos hecho la mejor elección, sin embargo, una elección que siempre nos gustaría compartir con un mayor número de hermanos y hermanas no para exaltarnos a nosotros mismos, sino para que Tú, que eres nuestro Dios, puedas ser glorificado.

Es verdad, creemos que Tú eres la única razón de nuestra existencia, fuera de Ti no tenemos otros objetivos, otras metas, otros logros; solo Te queremos a Ti Jesús, a pesar de nuestras debilidades, nuestros lamentos y nuestros desánimos. Creemos solo en Ti, Te amamos solo a Ti y al Paraíso. La Tierra sin embargo nos da miedo, el mundo nos disgusta, la Iglesia nos preocupa.

Señor, hazte presente cuanto antes y realiza lo que has prometido sin hacernos esperar todavía, porque esta espera nos estresa, nos consume y nos paraliza.