Relato de la reunión llevada a cabo en el Vicariato de Roma el 1o. de abril de 1998 a las 3:00 p.m., entre la autoridad eclesiástica y el Padre Claudio Gatti.
El Padre Claudio Gatti, en vista de que se ha rehusado a negar los milagros Eucarísticos, ha sido suspendido del ejercicio de los oficios divinos (a divinis) por el Cardenal Vicario Camillo Ruini. El Arzobispo Cesare Nosiglia dijo al P. Gatti que sería de nuevo admitido al ejercicio de los oficios divinos sólo si reconocía que estuvo equivocado al permitir que la gente adorase las Hostias consagradas traídas por Jesús o por la Madre de la Eucaristía al prodigioso lugar.
El P. Gatti fue obligado a elegir entre obedecer a Dios y aceptar los milagros Eucarísticos o a obedecer a los grandes hombres de la Iglesia y negar las milagros Eucarísticos. El P. Gatti desea presentar una apelación ante el Tribunal Eclesiástico de Roma.
A continuación se presenta la traducción de la minuta de la reunión.
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Minuta de la reunión
En esta fecha, 1o. de abril de 1998, en el palacio del Laterano, Presidido por S.E. Mons. CESARE NOSIGLIA Delegado del Cardenal Vicario, en la presencia del Revdo. Don GIUSEPPE TONELLO, Canciller del Vicariato, y del P. PIETRO B. MARTINELLO, Vicario Judicial Adjunto del tribunal regional de Lazio, en calidad de notario, se ha presentado el Revdo. Don CLAUDIO GATTI, nacido en Roma el 15 de julio de 1938, presbítero en la diócesis de Roma.
Mons. Nosiglia procede a la lectura de la carta del Cardenal Vicario del 27 de marzo de 1998 e invita al P. Gatti a manifestar lo que piensa y a presentar sus propias observaciones.
Don Gatti declara su deseo de confiar su defensa a Dios y al mismo tiempo, no aceptar en conciencia el decreto que considera inválido por no respetar la norma judicial.
Mons. Vice-director pregunta al P. Gatti sobre qué tenía que decir a propósito de la celebración eucarística que presidió en la sede de Via delle Benedettine 91, el 8 de marzo de 1998.
Responde haber celebrado con gran sufrimiento y que, desde su pequeñez, vivió la laceración de Abraham; las palabras de Pedro han sido un consuelo para él: "Es necesario obedecer a Dios en vez de los hombres".
Mons. Vice-director pregunta entonces a Don Claudio a propósito del rito acontecido en la misma sede el 15 de marzo de 1998.
Responde que en esa ocasión 160 (ciento sesenta) Hostias fueron distribuidas a los presentes y que las mismas habían sido llevadas a ese lugar por Jesús, Nuestra Señora, los Ángeles y los Santos. Declaró que seguramente eran de distinta procedencia, lo que podía deducirse del hecho que tenían tamaño y espesor diverso: algunas eran más pequeñas, otras eran más grandes.
Agrega: "En plena conciencia, estoy completamente sereno ante Dios, Quien nos juzgará a todos".
Mons. Vice-director pregunta al P. Gatti si estaba dispuesto a arrepentirse de haber celebrado la Eucaristía "en obediencia" a presuntas indicaciones de carácter sobrenatural y en abierta desobediencia al precepto del Cardenal Vicario.
Don Gatti responde: "Si lo hubiese hecho por iniciativa propia, no tendría dificultad en reconocer que desobedecí, mas porque estoy seguro de que la orden proviene de Dios, con sufrimiento -como ya dije- y consciente de exponerme al juicio severo y a la censura injustificada, inclino mi cabeza ante Dios. Si es verdad, tal como es verdad, que las apariciones de Nuestra Señora son de origen sobrenatural y que los milagros Eucarísticos son auténticos, no podría desobedecer a Dios. Si Dios coloca a alguien en situaciones difíciles y permite también la muerte del justo, ciertamente lo recompensará en el Cielo y quizás la rehabilitación sobre la Tierra del inocente injustamente condenado".
Mons. Vice-director pregunta si en el futuro Don Claudio Gatti tiene la intención de abstenerse de la celebración de la Santa Misa y de respetar el decreto, acerca de la prohibición del culto Eucarístico, que le están notificando.
Don Gatti responde: "Por lo que concierne a la celebración de la Santa Misa, dado que se ha solicitado por una sola vez, no tengo dificultad en confirmar que no se celebrará más hasta que la autoridad eclesiástica competente y unida al Papa, me dé la facultad. Por lo que respecta a los milagros Eucarísticos, no pudiendo ser responsable de ellos, no puedo dar garantía alguna de observar el decreto, dado que en muchas ocasiones las Hostias son colocadas en el sagrario o directamente sobre el altar antes de que el suscrito pueda darse cuenta, porque la gente que viene a la capilla justo entonces se da cuenta de estas presencias milagrosas e informa al sacerdote. Concluyo diciendo que respeto las órdenes con tal que no violenten mi conciencia, donde sólo Dios puede entrar".
Roma, 1o. de abril de 1998.
Firmado por
P. Claudio Gatti
Mons. Cesare Nosiglia
P. Giuseppe Togonolo
Pietro B. Martinello, notario