Eucharist Miracle Eucharist Miracles

Carta enviada por los miembros del Movimento Impegno e Testimonianza "Madre dell'Eucaristia" al Santo Padre el 17 de junio de 1999

Beatísimo Padre, somos algunos miembros del Movimento Impegno e Testimonianza "Madre de la Eucaristía". No sabemos si Usted, Padre Santo, ha oído hablar de los grandes milagros eucarísticos ocurridos en Su diócesis, en Vía delle Benedettine, de los cuales han hablado muchos periódicos y han transmitido en sus reportajes diversas emisoras de televisión. Nuestro sacerdote don Claudio Gatti ha escrito algunas cartas a V.I. y a su secretario Mons. Stanislaw Dziwizz, porque ha considerado que Usted, como obispo de Roma, tenía que ser informado de todo lo que ocurría en su diócesis.

Nosotros le comunicamos que la hostia que sangró el 17 de mayo de 1998 ha vuelto a sangrar copiosamente el 6 de junio de 1999, fiesta de Corpus Christi, y ha manchado de sangre el corporal y el cojincito sobre el cual estaba colocada. Es la primera vez en la historia de la Iglesia que la misma hostia sangra dos veces en un intervalo de tiempo; esto ha dicho la Madre de la Eucaristía.

Nosotros no creemos en el reconocimiento de las apariciones de la Madre de la Eucaristía, porque sabemos que la Iglesia tiene su tiempo y sus métodos para estudiar y evaluar, pero pedimos que cese la dura oposición del Vicariato de Roma en lo que se refiere a los milagros eucarísticos, de los cuales nosotros y muchos otros somos testigos.

La autoridad eclesiástica de Roma no ha hecho nada para estudiar los milagros eucarísticos, no ha interrogado a los testimonios, antes bien, a don Claudio, que llevó al Vicariato la hostia que había sangrado para hacerla examinar, le han ordenado: "Tira aquel pedazo de pan. O niegas que esta hostia sea Eucaristía y admites que te has engañado y que has engañado a los fieles o te suspendemos a divinis"

Nuestro sacerdote no podía tirar la Eucaristía que había sangrado, porque si lo hubiese hecho habría pecado gravemente contra Dios, habría profanado la Eucaristía y habría incurrido en la excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica, como recita el can. 1367.

¿Puede ser acusado Don Claudio de haber desobedecido a la autoridad eclesiástica, cuando ésta le ha ordenado que ofenda a Dios y profane la Eucaristía?

Sin embargo don Claudio Gatti ha sido suspendido a divinis porque ha rechazado el profanar la Eucaristía.

No sólo han herido de muerte a nuestro sacerdote, sino también a la Iglesia, porque profanar la Eucaristía significa golpear a la Iglesia.

Santo padre, Usted es el Cabeza de la Iglesia, usted tiene el deber de defender la Eucaristía que ha sangrado dos veces y que todavía está custodiada en una urna y emana un perfume intenso y particular.

Cuando los fieles conozcan los milagros eucarísticos ocurridos en Roma, en Via delle Benedettine, y la persecución que la autoridad eclesiástica ha promovido, en lo que se refiere a éstos, sentirán amargura, desilusión y desaliento.

Santo Padre, usted puede impedir que en su diócesis estalle un escándalo que tendrá repercusiones en toda la Iglesia con grave daño espiritual para muchos fieles. Nosotros no defendemos sólo a nuestro sacerdote, injustamente condenado, sino sobretodo a la Eucaristía y en esta defensa esperamos obtener el sostén, el consuelo y la bendición del Cabeza visible de la iglesia y de los cardenales y obispos que están unidos al Papa que hoy se llama Juan Pablo II.

Roma, 17 de junio de 1999