Homilía de S.E. Mons. Claudio Gatti del 21 septiembre 2008
I Lectura: Is. 55,6-9; Salmo 144; II Lectura: Fil. 1,20-24.27; Evangelio: Mt. 20,1-16
Empiezo la homilía citando una alabanza que Jesús dirigió a nuestra comunidad: "La comunidad ahora está marchando muy bien, pero quiero todavía más, no te rías Excelencia, quiero más". Mi sonrisa expresó lo que tenía en el corazón: "Jesús, ¿pero es que Tu no te conformas nunca?". Se lo he dicho con afecto, con respeto y de manera familiar. Es importante el reconocimiento que Jesús ha hecho: "Ahora la comunidad está marchando muy bien".
Pero de todos modos sabéis que siempre hay insidias a lo largo del camino espiritual, la posibilidad de caer, por lo tanto hay que evitar enorgullecerse.
Para vencer la soberbia y permanecer en la humildad, ante todo, hay que atribuir a Dios el mérito de nuestro cambio. Sed sinceros con vosotros mismos: si no hubieseis conocido este lugar, si no hubieseis participado en las apariciones de la Madre de la Eucaristía y escuchado las cartas de Dios, si muchos de vosotros no hubiesen visto con sus propios ojos los milagros eucarísticos, vuestro cristianismo habría sido, en la mejor de las hipótesis, poco consistente, compuesto sólo de prácticas exteriores. Vuestro corazón estaría ocupado, no por el pensamiento de Dios o de la Virgen, sino por las cosas del mundo, hacia las que se requiere una adecuada atención, pero que tiene que ser superada por la de Dios.
Habéis descubierto todo esto, sobre todo los jóvenes que se han casado en estos años, porque cuanto más amáis a Dios más os amáis entre vosotros. Tened cuidado, primeramente hay que evitar los actos de orgullo y presunción, después tenéis que amar y el amor tiene diversas facetas. Hablar de amor significa hablar del infinito, de hecho, Dios es infinito y nadie puede hablar o explicar lo que es Dios de manera exhaustiva, por lo tanto sería imposible agotar el tema sobre el amor. El amor tiene diversas facetas, yo os remarco algunas. El amor es respeto, por eso hay que evitar hablar a las espaldas de los otros. Si tenéis algo que decir, no os dirijáis a los otros que no tienen nada que ver, sino sólo al interesado.
La charlatanería y el chisme son casi una enfermedad congénita de las comunidades, sobre todo de las pequeñas. Cuando estáis juntos, sobre todo en este lugar para trabajar, hablad del Señor, de las apariciones, de las cartas de Dios, de los milagros eucarísticos y de lo que la Virgen ha comunicado en la última aparición.
El que trabaja en la capilla donde está Jesús Eucaristía, que cada poco Le dirija una oración, una jaculatoria, un acto de amor; no es difícil hacer todo eso y es un modo para crecer espiritualmente.
Aunque sea con la mejor intención, nunca tenemos que juzgar a Dios, afirmando que Él ha dicho una cosa y luego se ha hecho otra que, aparentemente, está en contraste con nuestra mentalidad.
En la Sagrada Escritura leemos: "Como se alza cielo por encima de la Tierra así se elevan mis caminos sobre vuestros caminos y mis pensamientos sobre vuestros pensamientos". Recientemente Dios, en una conversación privada, ha satisfecho una pregunta mía, es decir nos ha concedido la gracia de hacer vivir hasta el triunfo a todos los que habrían estado a mi lado. No me refería a los que vienen de vez en cuando.
Después de la muerte de Julia, alguno se ha permitido criticar a Dios, además me lo ha escrito. ¿Por qué no comprendéis? Dios ha hablado conmigo, no con vosotros y también ha dicho claramente: "Yo puedo decir y luego deshacerlo". Varias veces han sido indicadas a Marisa algunas fechas en las que volaría al Paraíso, pero, pobrecita, está todavía aquí y sufre. Nadie puede examinar a Dios, esto es presunción: ¿quién nos creemos que somos? Esto es terrible.
En 1999, tenía que realizarse el triunfo, pero no estabais preparados. Si hubiera ocurrido, muchos miembros de la comunidad habrían caído a causa del orgullo, como los demonios cayeron por la soberbia.
En estos diez años, se han quitado varias manzanas podridas, muchos errores y defectos se han corregido y hemos recibido muchos consejos y sugerencias maternas. Poco a poco podemos decir: "Señor, estamos preparados", pero hace diez años no podíais afirmarlo, porque no erais dóciles ni obedientes.
Como ha dicho la Virgen, cuando no comprendáis algo pedid explicaciones al Obispo. En esta situación, sin embargo, nadie ha hablado conmigo, nadie ha pedido aclaraciones: sólo una persona me ha escrito.
Si no comprendéis algo, no tenéis que hablar entre vosotros, porque os agredís el uno al otro. Vosotros no tenéis una visión global de la situación, os faltan muchos encuentros y conversaciones con Dios. Tenéis que evitar estos comportamientos, porque es fácil volver atrás y como sabéis en el camino espiritual hay trampas y engaños que el demonio pone en el camino. Todo esto es orgullo, desobediencia, falta de docilidad e insinceridad, porque habláis entre vosotros y luego no reflexionáis nada y a mí me da la sensación de que tenéis dos caras.
Hay que tratar de volver a empezar el camino con estas advertencias, de lo contrario yo podré continuar sonriendo y Jesús continuará diciendo: "Quiero aún más". Tenemos que dar más a Jesús. No podemos dormirnos en los laureles, no podemos dormirnos en los agradecimientos y alabanzas, sino que hay que tener en cuenta las observaciones correctas.
Un equipo de futbol, por ejemplo, aunque gane está continuamente estimulado y presionado por el entrenador que exige cada vez más. Si los jugadores se sienten satisfechos, se termina su compromiso, así también si nosotros nos sentimos satisfechos, se acaba nuestro reconocimiento, nuestra alabanza por parte del Señor.
Quizás alguno torcerá la nariz porque de ahora en adelante, aunque sólo un poco, se alargará el rezo del S. Rosario comunitario. El 29 de junio Jesús dijo: "He venido junto a San Pedro y a San Pablo, porque estos dos grandes santos estarán al lado de aquel que subirá a alturas estupendas, uno a la derecha y el otro a la izquierda para ayudarlo y tratar por todos los medios y evitar que alguien le haga daño". La invocación que tendremos que añadir, después de la de San José y antes de aquella de la abuela Yolanda es: "Santos Pedro y Pablo rogad por el Obispo ordenado por Dios". Os he dicho todo esto para recordaros lo que ha dicho Jesús.
La Virgen hoy ha anunciado públicamente lo que Jesús nos había comunicado familiarmente ayer durante una conversación, en un momento de terrible sufrimiento de Marisa: la conversión de los jóvenes ha llegado a una altura de veinte mil.
Parece una cifra pequeña en comparación con aquellas más elevadas a las que estábamos habituados en momentos de oración, de sufrimientos por las conversiones de las almas. Yo he preguntado a Dios Padre la razón por la cuál es tan difícil que los jóvenes se conviertan. De hecho, la misión ya empezó hace dos meses, pero continuamos mucho más lentamente. Dios Padre me ha respondido: "Sí, es muy difícil esta misión como la de la conversión de los sacerdotes" y ha añadido: "Basta de rezar por los sacerdotes". Por lo tanto tenemos que concentrar nuestra misión exclusivamente en los jóvenes. El significado de lo que han dicho Jesús, Dios Padre y la Virgen es claro: no es culpa de los jóvenes el que sean así.
En primer lugar las familias no saben educar y formar a sus hijos y ni siquiera los otros educadores, primeramente los sacerdotes; basta observar a todos los que asisten a los movimientos o parroquias.
Este año me he enfrentado violentamente con un grupo de miembros de una asociación que había transformado la iglesia en una plaza. He levantado la voz y he dicho: "¿Es este el respeto que tenéis hacia Jesús Eucaristía? Y estas personas han respondido: "Pero la función se ha terminado" y yo he reiterado. "Pero Dios está siempre presente" y han salido con la cabeza gacha. Estos no han recibido lo que habéis recibido vosotros, por tanto tenéis que haceros cargo de vuestra responsabilidad. De hecho, desde un punto de vista formativo y educativo, vosotros habéis recibido mucho más que los seminaristas.
Yo he estado trece años en el seminario, he tenido un rector, un vicario, un padre espiritual, varios profesores, he conocido muchísimos sacerdotes, pero nunca he recibido lo que he tenido de Dios y de la Virgen en las apariciones desde el inicio hasta hoy.
Me han preguntado además: "¿Para qué sirven las apariciones? Por tanto, cuidado con vuestra responsabilidad.
Por desgracia también en la escuela hay un vacío absoluto. Durante veinte años he enseñado en la escuela pública y la conozco bien. A veces ni siquiera los mismos profesores saben su materia. ¿Después nos lamentamos si las cosas van mal, cuando tampoco los profesores de religión están preparados? ¿Nos quejamos si los jóvenes están desorientados? Vosotros tenéis hijos jóvenes o nietos: observadlos, hay mucho que rezar por ellos si queremos renovar la Iglesia. Esta misión no se acabará nunca, porque hay una continua renovación generacional de la población juvenil, por tanto transmitiremos esta misión de generación en generación: continuaremos las oraciones, los ayunos y los sacrificios incluso después de la partida de Marisa. Ésta será la intención que este movimiento llevará adelante para siempre, porque en el mundo hay millones de jóvenes y de este modo podemos favorecer también a los sacerdotes, a los obispos y al Papa, en la obra educativa juvenil, que no consiste en organizar la Jornada mundial de la juventud. Estas manifestaciones, desde el punto de vista formativo, equivalen a cero porque son excursiones, viajes de placer con alojamiento y comida pagados.
Os he pedido que incluyáis la jaculatoria para el Obispo ordenado por Dios en el S. Rosario, pero os pido también que intensifiquéis las oraciones por nuestra hermana Marisa. En primer lugar para que tenga ayuda, respeto, consuelo, apoyo y afecto durante este último trayecto de vida difícil y sufrido, que le queda, pero también para que Dios la acoja en el Paraíso cuanto antes. Muchos están a la espera de su entrada en el Paraíso, empezando por sus padres, sobre todo por su madre, pero la espera especialmente Jesús, su esposo. Cuando Marisa entre en el Paraíso, si Dios lo quiere y lo consiente, aquel que la acompañará (el Obispo N.d.R.) os contará esta experiencia.
Cada uno de nosotros tiene que hacer siempre la voluntad de Dios, para vosotros es más fácil, pero para Marisa y para mí es dificilísimo. Es hermoso y confortante rezar, así como hacer adoración eucarística y amar al prójimo, pero aceptar la voluntad de Dios a veces es por añadidura más difícil que amar a quienes nos han hecho sufrir. De hecho, para los que Él ama, hacer la voluntad de Dios significa también ser despojado hasta los huesos por el sufrimiento. La carta de Dios del 27 de junio de 1993 es muy clara en este punto: "El sufrimiento os consumirá". No se llega a ser consumidos por el sufrimiento amando a quiénes nos han hecho sufrir.
Os pido que recéis por el Obispo y por la Vidente, que pongáis esta oración en el primer lugar de vuestras intenciones, tanto por reconocimiento y afecto hacia nosotros como porque estas oraciones os serán devueltas con intereses, de modo que si el Obispo y la Vidente se sienten fuertes, la comunidad irá mejor.
¿Recordáis cuando Moisés rezaba con los brazos levantados durante la batalla entre los Israelitas y los Amalecitas? Si bajaba los brazos por el cansancio, la batalla iba mal, así que Aarón y Jur lo ayudaron y se los levantaron hasta que los enemigos fueron derrotados (Ex. 17, 8-13). Esto significa que Dios también quería el concurso y la colaboración de los otros y no sólo el de Moisés. Vosotros no podéis limitaros a decir que la misión está confiada al Obispo y a la Vidente, si nosotros nos sentimos cansados, vosotros tenéis que apoyarnos, de lo contrario las cosas van mal también para vosotros.