Homilía de S.E. Mons. Claudio Gatti del 31 mayo 2007
VISITACION DE LA BENDITA VIRGEN MARIA
I lectura: Sof 3,14-18; Salmo Is 12; Evangelio Lc 1,39-56
>Este años hemos celebrado un mes mariano “sui generis”, diferente de los años anteriores, porque no ha sido posible celebrarlo comunitariamente por problemas objetivos; de todos modos, si a final de mes sumamos el compromiso que cada uno de nosotros he tenido al amar a la Virgen, al ir hacia Jesús Eucaristía, en rezar y si añadimos también todos los compromisos personales, estoy convencido que logramos un resultado superior al de los años anteriores, cuando nos reuníamos además todos los días de la semana o solamente en algunos. Cuando hay compromiso, buena voluntad y sobre todo amor, aunque haya algunos obstáculos que parecen impedir la realización de un objetivo o de un deseo, por obra del Señor es posible alcanzar un nivel mucho más calificado y mucho más elevado al logrado en la normalidad de los casos. Eh ahí que lo extraordinario se ha convertido en ordinario: cada uno de nosotros ha amado a la Virgen, la ha honrado día a día del mejor modo y se ha unido a Jesús Eucaristía y ha hecho adoración.
>Esto ha ocurrido porque no nos hemos limitado solamente a rezar, sino que hemos añadido a la oración el sufrimiento de renunciar a participar, como los años anteriores, a un encuentro cotidiano con la Madre de la Eucaristía. Todo esto nos permite comprender de la mejor manera la realidad de nuestro ser hijos y la de ser madre.
>Siempre estamos a la vanguardia de todo y esta noche quiero desacreditar otro lugar común, otro concepto ordinario presente en la Iglesia. Yo digo que la expresión recurrente: “El cristiano tiene que tener devoción a la Virgen” está equivocada o, por lo menos, es limitada. Se puede tener devoción por loa santos: Santa Rica, San Antonio, San Francisco o San Juan, pero hacia la Virgen no es suficiente tener devoción. En cambio, la devoción es algo que depende en gran medida de la emoción, del sentimiento y la afectividad o de factores externos: sin embargo hacia la Virgen tenemos algo similar a lo que tenemos con Cristo: una “relación”. Esta relación está compuesta de dos términos: una madre por una parte y un hijo por la otra; eso quiere decir que la Virgen está presente en nuestra vida, y está dentro de nuestra vida a través de la enseñanza, el ejemplo y la oración. Cada madre, incluso cuando ya no está, permaneces siempre en la vida de loa hijos gracias a los recuerdos, las experiencias y los diálogos; del mismo modo también la Virgen está dentro de nosotros. Es ella la que estimula nuestra vida espiritual, es ella la que trata de llevarla a una condición de mayor unión con su Hijo Jesús, es ella la que, como dice continuamente, está cerda de nosotros con la oración, nos apoya en todo momento y participa en nuestra vida: en momentos alegres, en momentos dolorosos y en momentos gloriosos. Eh ahí porque decir “tener devoción a la Virgen” ¡es limitado!
>A propósito de los momentos gloriosos, hoy habéis oído que la Virgen ha dicho algo que ciertamente os ha asombrado. El Señor no tiene necesidad de los hombres, Él obra como quiere sin pedir permiso a nadie. Mi ordenación episcopal ha sido querida directamente por Él y me ha ordenado Obispo, sin necesidad de la imposición de las manos ni de recitar fórmulas o de la unción: “Eres Obispo, ésta es la voluntad de Dios”.
>En cambio, para ordenar a los demás obispos, el Señor se ha servido de mi; aquellos son conscientes de esta ordenación es están sobre todo en áfrica, pero también en Europa, en Asia, en Australia y en América. Yo no sé todavía exactamente como ha ocurrido esto. Cuando Dios Padre, hace unos días, me dijo que yo había ordenado cincuenta y un obispos y setenta y siete sacerdotes, me quedé sorprendido; sin embargo el Señor lo hace todo del mejor modo, incluso para protegerme de cualquier posible condena. Sabéis que una ordenación episcopal tiene que ser autorizada por el Papa, a través de un mandato pontificio, sin eso tanto el que ordena, como que es ordenado incurre en la excomunión, como fue el caso del famoso obispo africano que ordenó a cuatro obispos (el 24 de septiembre de 2006, Emmanuel Milingo, sin el consentimiento del Papa, ordenó a cuatro sacerdotes estadounidenses N.D.R.). En mi caso es sorprendente que nadie me podrá condenar, porque yo estaba aquí y por tanto no he infringido ningún artículo del código de derecho canónigo; los obispos y los sacerdotes que han sido ordenados son conscientes de todo esto y están ejerciendo ya su ministerio.
>Si me tuvieran que condenar entonces me gustaría decir que creen en estas ordenaciones: todo esto para ellos ciertamente un rompecabezas no indiferente. Yo estaba aquí, no era consciente de haber estado al mismo tiempo en otros lugares o en otras partes, pero el día de mañana todo será claro, encontraré a los que he ordenado en bilocación. Por esto, si alguien tuviera que afirmar que estoy excomulgado la respuesta es no, porque solamente Dios concede el don de la bilocación. De este modo o se harán una risotada o temblarán porque no hay alternativas: lo que cuenta es que no podrán hacer o decir nada, no podrán emitir ninguna condenación y mientras tanto Dios está haciendo renacer la Iglesia.
>Yo, honestamente, creía que estas ordenaciones tenían que permanecer todavía en silencio. He me quedado sorprendido cuando la Virgen lo ha anunciado públicamente, pero es Dios el que decide, por tanto si Su voluntad es su decisión es esta, perfecto, gocemos de todo esto. Entonces de ahora en adelante, creo poder decirlo, os pido que recéis por mis obispos y mis sacerdotes. Claro, aparentemente no ha cambiado nada, pero lejos para quien ha cambiado mucho, por el momento ni siquiera un italiano ha sido ordenado y yo sé el motivo. Sin embargo, en los designios de Dios algunos sacerdotes italianos serán ordenados obispos junto a alto grupo de extranjeros que se unirán a los anteriores; esto significa que las cosas se están poniendo en marcha.
>¿Creéis que Dios habría anunciado una cosa semejante si la situación estuviese todavía en el inicio? Sigue adelante, así que esto también debe ser aceptado y creído con gratitud.
>El 24 de junio de 1999 os alegrasteis cuando Jesús en persona anunció de nuevo que me había ordenado obispos, ya que el 20 de junio no lo habíais comprendido; también hoy habéis tenido una alegría y es bonito que haya ocurrido en el mismo día en que también la Virgen y Santa Isabel tuvieron un salto de alegría en su seno. Y es significativo todo esto, ¿quién lo hubiera dicho en 1999? Yo creo que ningún obispo ha ordenado tantos obispos como yo he ordenado y los que serán todavía ordenados.
>Por otra parte, esto ya había sido anunciado más veces por la Virgen: “Vuestro Obispo ordenará muchos obispos”. Estos son los primeros de una larga lista y tendrán que sustituir y reemplazar el sitio de los mercenarios. Estos serán ciertamente pastores según el corazón de Dios, serán personas que amarán y harán amar a la Eucaristía y amarán a las almas que tienen que guiar. Todo esto significa que la Iglesia no tiene que renacer, sino que finalmente está renaciendo y sigue adelante, solo por el poder de Dios, solo por la intervención de Dios y solo por obra de Dios.